domingo, 26 de octubre de 2014

Y si los silencios hablasen...

La complicidad entre dos miradas se vería reducida al vacío. Las sonrisas a medias tintas o los rebotes de pupilas que se encuentran no tendrían la mínima importancia. Tampoco los esquivos cambios repentinos de tema o los 'ya lo hablaremos'.
Si los silencios hablasen ¿qué quedaría a la imaginación? ¿Qué sería de los innumerables interrogantes acerca del 'qué estará pensando'? Con lo bonito que es el factor sorpresa.
Y qué poco apreciamos los silencios.
El silencio, ese hueco compuesto de nada pero que nos puede salvar de todo. 
El silencio de quédate, acércate, mírame. Estoy aquí , acaríciame  ,abrázame. Sálvame.

Se puede elegir con quien compartir los "ruídos", pero todos sabemos que en el momento en el que consigas que los silencios no se vuelvan incómodos... En ese momento estás perdido. 
En ocasiones las palabras son capaces de expresar más que una caricia, más que un beso o que una melodía. Nos asustamos cuando un escalofrío se desliza por nuestra espalda al darnos de bruces con la realidad; y el miedo es mayor aún cuando es provocado por alguien inesperado.
Hay que ser cautelosos a la hora de elegir a quién entregamos nuestros silencios.



Y si los silencios hablasen...
(Serían gritos al vacío que rebotan entre cuatro paredes de soledad.)

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