miércoles, 27 de febrero de 2013

MIERDA.


Y esas son las cosas "de la edad", dejas de tener esos bucles que se te hacían en el pelo cuando eras niña, y aprendes a escribir "van gogh" correctamente, tachas ilusiones como días en el calendario y te olvidas de las cosas pequeñitas, de las sonrisas de complicidad y de las orejas detrás de las puertas. Creces, y a la vez, encojes.. Llega un día y un momento en el que eres más pequeñito que nunca y no puedes explicarte por qué. 

Intentas acordarte de algo que leíste, o buscas respuestas en canciones que escuchaste, pero ignoras lo que hace tiempo era tu primer recurso, tú.
Tienes el pelo más largo, o más corto...Calzas tres, cuatro o siete números más, y has dejado años tras tus espaldas, pero incluso tras haber pasado por tanto y haber ganado en experiencia , pasas por alto ese detalle; tú sigues siendo el niño que tanto ignoraba, y sin saberlo tanto sabía. Ahora sabes que debes confiar en ti. Irónico que hayan sido las "cosas de la edad" las que te hayan hecho descubrir esa verdad oculta, esa verdad tan pequeñita que proyecta en gigante todo lo bueno de ti.

viernes, 15 de febrero de 2013

Lo pequeño se hace grande día a día.

Que yo lo sé, y yo te entiendo. Que hay momentos en la vida en que caemos una y otra, y otra vez y no guardamos a penas la esperanza de conseguir que alguna vez algo, por mínimo que sea, nos salga bien. Y eso nos ocurre porque nos cegamos. Nos pasamos la vida esperando a que cosas pasen, mientras la vida pasa por nosotros sin si quiera preguntarnos qué tal estamos. A veces me doy cuenta de lo sumamente egoístas que somos. De lo mucho que nos quejamos por tonterías, de todas las lágrimas que derramamos creyendo que quizás una ruptura es el fin del mundo, y puede que quizás de alguna manera, para alguien, esa ruptura sea el fin de un mundo, del que se haya creado él mismo, pero nada que no se pueda recuperar con ganas e intentándolo. ¿Alguna vez alguien se ha parado a pensar en los pequeños detalles? , en el simple hecho de que cuando vas a tomarte un chocolate, te encuentres a alguien conocido por la calle y te agrade su presencia. O que el chocolate te lo sirvan calentito. Que se te quede la marca del bigote manchada y poder limpiártela como cuando tenías dos años. Ir por la calle, sentir calor y que corra una brisa de aire fresco. Ver a alguien que te llame la atención. Una simple sonrisa, una caricia en la barbilla, una mirada que dure más de 3 segundos de esa persona, un ''te echo de menos''. Recibir un mensaje inesperado. Un piropo de esos ni tan groseros ni tan tímidos cuando crees que no pudiste salir peor vestida a la calle. Una sonrisa de alguien desconocido por la calle. La sensación de saber que aunque sea sólo por un segundo, alguien de éste mundo, sonrío gracias a ti. Y es que no sé, llámame loca, estúpida o como prefieras, pero me gusta ir por la vida sabiendo que al igual que yo, hay alguien esperando a que llegue a su vida y la ponga patas arriba. Nos pasamos la vida entera esperando a que algo grande pase, sin darnos cuenta de que lo que verdaderamente importa son esas pequeñas cosas que provocan lo grande, o que ya son grandes de por sí. Es esa, la magia de los pequeños detalles. No debemos olvidar que al igual que en la naturaleza, no podemos esperar a que se produzcan las mutaciones por sí solas, si no que tenemos que provocarlas, en la vida es algo parecido. No debemos esperar a que el tiempo provoque situaciones, si no que debemos provocarlas nosotros mismos. Tú eres el dueño de tu propio destino. Aprovéchalo.

domingo, 10 de febrero de 2013

Como si no hubiera memorizado todos y cada uno de tus gestos.

.

Tengo tantas ganas de echarte de menos, tengo tantas ganas de comprobar todas mis teorías y tantas ganas de saber lo que hasta ahora sólo he supuesto. Tengo tantas ganas de que me cuentes hasta las escaleras que hay entre la puerta de la calle y tu piso, tengo tantas ganas de ver tu pelo al sol y fijarme bien en el color de tus ojos, quiero conocer tu territorio y prohibirte pasar al mío como hago siempre, tengo unas ganas locas de que me tengas ganas e incluso unas más fuertes de que pases un poco de mí.

Tengo un torbellino en la cabeza desde que llegaste y a veces se me corta la respiración cuando te vas o cuando estás demasiado.
No quiero decir que esté loca por ti, porque no lo estoy, no quiero dar por hecho que espero algo de esto porque no lo espero, y te preguntarás entonces porqué me da tanto pavor dar un paso en falso o hablar con claridad.. te preguntarás qué es lo que escondo o qué es lo que hay detrás, te preguntarás que tengo y porqué no te has marchado ya.
No es perfecta esta historia, no están incluidos amaneceres naranjas ni desayunos gratis ni cenas de restaurante, solamente tú y yo, y lo que me horroriza tanto es eso; que con ello es suficiente.