viernes, 15 de febrero de 2013

Lo pequeño se hace grande día a día.

Que yo lo sé, y yo te entiendo. Que hay momentos en la vida en que caemos una y otra, y otra vez y no guardamos a penas la esperanza de conseguir que alguna vez algo, por mínimo que sea, nos salga bien. Y eso nos ocurre porque nos cegamos. Nos pasamos la vida esperando a que cosas pasen, mientras la vida pasa por nosotros sin si quiera preguntarnos qué tal estamos. A veces me doy cuenta de lo sumamente egoístas que somos. De lo mucho que nos quejamos por tonterías, de todas las lágrimas que derramamos creyendo que quizás una ruptura es el fin del mundo, y puede que quizás de alguna manera, para alguien, esa ruptura sea el fin de un mundo, del que se haya creado él mismo, pero nada que no se pueda recuperar con ganas e intentándolo. ¿Alguna vez alguien se ha parado a pensar en los pequeños detalles? , en el simple hecho de que cuando vas a tomarte un chocolate, te encuentres a alguien conocido por la calle y te agrade su presencia. O que el chocolate te lo sirvan calentito. Que se te quede la marca del bigote manchada y poder limpiártela como cuando tenías dos años. Ir por la calle, sentir calor y que corra una brisa de aire fresco. Ver a alguien que te llame la atención. Una simple sonrisa, una caricia en la barbilla, una mirada que dure más de 3 segundos de esa persona, un ''te echo de menos''. Recibir un mensaje inesperado. Un piropo de esos ni tan groseros ni tan tímidos cuando crees que no pudiste salir peor vestida a la calle. Una sonrisa de alguien desconocido por la calle. La sensación de saber que aunque sea sólo por un segundo, alguien de éste mundo, sonrío gracias a ti. Y es que no sé, llámame loca, estúpida o como prefieras, pero me gusta ir por la vida sabiendo que al igual que yo, hay alguien esperando a que llegue a su vida y la ponga patas arriba. Nos pasamos la vida entera esperando a que algo grande pase, sin darnos cuenta de que lo que verdaderamente importa son esas pequeñas cosas que provocan lo grande, o que ya son grandes de por sí. Es esa, la magia de los pequeños detalles. No debemos olvidar que al igual que en la naturaleza, no podemos esperar a que se produzcan las mutaciones por sí solas, si no que tenemos que provocarlas, en la vida es algo parecido. No debemos esperar a que el tiempo provoque situaciones, si no que debemos provocarlas nosotros mismos. Tú eres el dueño de tu propio destino. Aprovéchalo.

2 comentarios:

  1. Buenas! Acabo de echarle un ojo a tu blog (espero que no te moleste).
    Me gusta tu forma de escribir, de sentir la misma libertad que yo siento al publicar mis pensamientos. Me gusta ver como alguien comparte mis ideas y opiniones.
    Te invito, si quieres... a pasarte por mi blog ;)
    Un besito desde Coruña :3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siento haber contestado tan tarde (primero los exámenes, selectividad...y bueno, el verano no da para tanto). Me alegro mucho de que te haya gustado, también procuraré subir cosas más a menudo, que tengo el blog bastante abandonado.
      Por supuesto que me paso!

      Eliminar