miércoles, 9 de enero de 2013

Myself.

Aprendí que quien te quiere te busca, que amar es cosa de dos, que no por decir más se siente más. También aprendí que, una vez que te enamoras, jamás consigues olvidar, que nadie llenará ese vacío que me dejaste tras tu sonrisa. Tras tus gestos y tu brillo en los ojos cada vez que me miraba en ellos. No lograrán igualar ni por asomo el vuelco que me daba el corazón cada vez que te acercabas, ni las ganas de ti cada vez que te pensaba. Nadie podrá crearme jamás la adicción que tenía hacia ti. A tu olor, a tu sabor... A tu calor. Tampoco nadie podrá igualar jamás el número de sonrisas que fuiste capaz de sacarme, tan sólo con respirar.
Llegué a odiarte por hacer que me convirtiera en lo que he sido durante meses. Pensándote cada puto segundo y arrepintiéndome de no hacer las cosas a tiempo. Después me di cuenta de que ese odio no hace olvidar, sólo te engaña, te ciega y te alivia. Pero cuando deja un mínimo hueco para el recuerdo, ahí están otra vez tus ojos color chocolate, hablando sin palabras y sintiendo sin corazón. Y vuelvo a aquel banco donde me juraste que sería para siempre y me tumbaste ese ocho. Sólo quería decirte que el muy jodido se ha levantado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario